Diario de un Urbanita Un entretenimiento para el desarrollo de mi nivel literario. Afán de escribir por escribir.

Hace unos días tuve una interesante conversación con una amiga a la que hace tiempo no veía. Es escalofriante la frivolidad que nos da la tecnología a la hora de comunicarnos, te puedes pasar meses sin ver a alguien y saber de él/ella a través de las redes sociales, mensajería instantánea y/o chats.

Asusta lo aislado que se puede quedar uno sin el contacto directo con la gente y el calor humano. Quizá sea esta forma de vida que hemos adoptado la que nos hace más apacible la distancia entre los recuerdos del pasado.

He comprobado como personas que se conocían desde la niñez han dejado de hablarse hasta olvidarse el uno del otro. Y sé que es cierto que las circunstancias que nos rodean determinan nuestra conducta y elecciones, pero, ¿hasta el punto de silenciarnos para siempre? No creo. Llegar a la vejez con salud, ver crecer a mis hijos y amar a mi pareja, no es lo único que le pido a la vida. Quiero llorar de alegría al recordar las aventuras estudiantiles, sonrojarme ante las tonterías que habré hecho a lo largo de mi vida y, sobre todo, tener a alguien con quien discutir la veracidad de los hechos, a mis amigos de la infancia.

He llegado a la conclusión que podré saber de mis amigos cuando quiera porque como dice la canción popular: "Dos amigos que se quieren no se pueden olvidar."